miércoles, 5 de agosto de 2009

6 DE AGOSTO, en Lagos de Moreno.

Vuelvo y con orgullo a comunicarles otra de las razones por las cuáles no puedo dejar de presumir y de sentirme muy orgulloso de la tierra donde nací, ya los que me conocen, saben y de sobra creo, que no me quitan de la boca el "Lagos de Moreno" pero ni a pedradas. Así que en vísperas de volver a tierras potosinas, y a mi apreciada escuela, les quiero mostrar que significa el 6 DE AGOSTO en mi Lindo Lagos de Moreno.

Para la mayoría de los que lleguen a leer esto quizá el 6 de Agosto se les pase como otro día común y corriente, pero para los Laguenses, estando o no en Lagos, sabemos perfectamente lo que representa esta fecha en nustra vida y nuestra historia.

No soy un historiador ni algo parecido, pero si soy fanático de saber más, saber de donde vengo, porque estoy en donde estoy y las raices que me sostienen, y sobre todo, que tengo por cultura en mí, porque si bien nacimos con una identindad propia e irrepetible, es cierto que nacemos con todo un paquete de cultura, creencias, ideas y demás que no podemos negar.
Sin más, el siguiente texto representa lo que para Lagos de Moreno es esta fecha.

LAS FIESTAS DE AGOSTO, 230 AÑOS DE LA MÁXIMA FIESTA EN HONOR AL SEÑOR DEL CALVARIO 1779-2009

Por Profesional en Archivonomía Mario Gómez Mata, Cronista Colegiado Laguense y Director del Archivo Histórico Municipal


Este 2009 se cumplen 230 años en que tuvo su primer templo en 1779, una conmovedora escultura barroca en madera de cedro policromada hecha por un ignorado artista del siglo de oro español, que representa a Jesucristo rumbo al Cerro del Calvario, cargando su pesada cruz, para ser inmolado por la humanidad como pago trágico de la reconciliación con Dios y la reapertura del cielo para los mortales. Era un pequeño santuario edificado a iniciativa del alcalde mayor de Lagos, Francisco Javier de Arriola, en la cima del cerro del Calvario, que formaba parte de las 14 estaciones del Vía Crucis colocadas en la actual calle de Constituyentes, por la que procesionaban el Viernes Santo en la época colonial, los laguenses encapuchados y de luto, para llevar en andas, en romería doliente al ritmo del paso de la muerte marcado por tambores, las queridas y ancestrales imágenes de la pasión y muerte de Jesucristo representadas por Jesús Nazareno, el Cristo del Descendimiento y Nuestra Señora de la Soledad. La veneración por Jesús Nazareno, por el Cristo cargando la cruz subiendo el camino de su muerte que le esperaba en el cerro del Calvario, estaba profundamente arraigada entre los laguenses a grado tal que la imagen de Jesús Nazareno estaba pintada en el muro posterior de su tercer templo parroquial de la Asunción terminado en 1685, el anterior al actual. Esa imagen doliente cargando los pecados del mundo en una cruz, con su rostro martirizado y sanguinolento, boca entreabierta y una mirada de profunda misericordia y perdón a sus verdugos, la de Jesús Nazareno, pronto empezó a calar muy hondo en el corazón de los laguenses que empezaron a venerarlo con fervor en su pequeña capilla en la colina del Calvario, cobrando más fuerza al establecerse su novenario desde 1784 que iniciaba el 29 de julio y culminaba el 6 de agosto en la función de la Transfiguración de Jesucristo en el Monte Tabor donde el cielo se abrió para que Jesús transformado en potente luz, hablara con Moisés y Elías, ante la mirada atónita de sus discípulos Pedro, Santiago y su hermano Juan, quienes asustados vieron que mientras Jesús hablaba mostraba su poderosa naturaleza divina y que una nube de luz los cubrió; y de ella salió una voz que decía “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia a él oíd” (Mateo 17:5)La explicación antropológica del culto in crescendo que registró en el Lagos del siglo XIX la escultura del Señor del Calvario, puede explicarse, por la profunda pobreza de la mayoría de las familias laguenses, el sufrimiento, muerte y desolación que trajo la Guerra de Independencia y luego la de Reforma y la imposición del porfiriato en las bases sociales marginadas y empobrecidas de esclavos, mestizos, indígenas, mulatos y otras castas.Por ello la imagen doliente y piadosa de un Jesucristo sufriente cargando su pesada cruz rumbo a su muerte, del Señor del Calvario, refleja el mismo sufrimiento que por diversas causas atraviesa la inmensa mayoría de las familias laguenses de condición humilde, en carga sufriente social que permanece hasta nuestros días.



Así la imagen doliente de Jesús Nazareno en su primera capilla en la cima del cerro del calvario pronto se fortalece y se le va cambiando su advocación por el Señor del Calvario que permanecerá hasta los primeros años del siglo veinte en que los laguenses lo bautizarán como Nuestro Padre Jesús del Calvario, eligiéndolo como nuevo patrono popular de la ciudad. Luego del Estado laico en que se convierte a México con las leyes de reforma al arranque del último tercio del siglo decimonónico, en que prohíben durante mucho tiempo las procesiones o romerías, la fiesta en honor al Señor del Calvario que seguían en ascenso, con su novenario que culminaba el 6 de agosto, provocó que el Congreso del Estado autorizara por decreto del 23 de mayo de 1872 una feria anual para Lagos de Moreno del 29 de julio al 8 de agosto, y desde entonces sería el Ayuntamiento el encargado de formar el comité encargado para organizar los festejos paganos en torno a la fiesta o función religiosa en honor al Señor del Calvario que venía desde la construcción de su primer templo en 1779 y su novenario establecido en 1784 del 29 de julio al 6 de agosto. El padre Teófilo Villagrán edificó el segundo y actual templo labrado en cantera rosa a Nuestro Padre Jesús del Calvario, de un hermoso estilo neoclásico a finales del siglo XIX y principio del XX, ampliándolo a tres naves el padre Panchito Jiménez. Así la fiesta en honor a Nuestro Padre Jesús del Calvario viste a Lagos de Moreno de los colores religiosos de morado y blanco, de luto y de luz, por su pasión y transfiguración. Sus pétreos guardianes, Moisés, Elías, Santiago, Pedro, La Virgen María, María Magdalena, Jesús de Arimatea, desde lo alto de la cornisa neoclásica del templo del Calvario cobijan celestialmente el extenso y fértil valle de Lagos en el que sus hijos conviven con sana alegría en su gran feria anual de raíces profundamente religiosas pero también con un pleno desfogue de alegría corporal que embriaga sus sentidos.
Dice nuestro escritor revolucionario Mariano Azuela sobre sus fiestas de Agosto:
“El Seis de Agosto se denomina la titular [fiesta], en honor de Nuestro Padre Jesús del Calvario. Y como ocurre en todos los pueblos la fiesta profana apaga del todo a la religiosa. La ciudad, de suyo tan quieta y tristona, comenzaba a desamodorrarse cuando aparecían las avanzadas: cilindros callejeros, guitarras griegas, músicos ambulantes, y, sobre todo, el ante. Una cantadora de cara cortada, sombrero galoneado, franela llameante de lentejuela, dos charros de voces guturales y aguardentosas, en bajo sexto y el arpa, con las últimas canciones de Tierra Caliente y del Bajío. Un truhán cualquiera llevaba sobre su cabeza y adornado como zarco de banderillas, con el ante envuelto en trocitos papel “a dos por medio y a cuatro por un real, mirando que el tiempo está tan fatal. Luego en húmeda y fresca tarde nublosa, al atronar de latones, tambora y platillos de la música de viento, seguida de todos los desocupados del pueblo. Todo el mundo a las ventanas; comadres y chicuelos a pedir una tarja, programa de las fiestas impreso en letras de oro, en papel de china de colores chillantes.De la plazuela del Hueso se desalojaban apresuradamente los puestos de manteca, chicharrones menudos y demás comestibles, dejando el campo libre para la lotería, el volantín, los carcamanes, la ruleta y otros juegos de azar. La Partida se instala en la casa inmediata a la tienda de “El Seis de Agosto”, con grandes espejos guirnaldas y coronas de yerbas y flores, lámparas deslumbradoras y en el centro de la sala una larga mesa de tapis afelpado, verde, con filas de pesos de plata reluciente. Siete días dura la fiesta y seis las calles principales que por turno se engañan y por la noche se alumbran con cazuelejas y farolitos... el río humano que corre por en medio se apretuja de cuando en cuando para dar paso a las carretelas de las “privativas” [antiguas reinas de las fiestas] que han presidido las corridas de toros. El vocerío ensordece: gritan en la plaza del Hueso el de la lotería, el del volantín, los de los juegos; gritan en las esquinas los pasteleros, ofreciendo sus piezas recalentadas en grandes ollas de barro que, con sus olores, los del pollo frito y las enchiladas, desafían el más reacio apetito. La música de viento sube y baja desde la falda del Calvario hasta la orilla del río. La fiesta se cierra con la quemazón de los castillos en algún ángulo de la plaza principal.”Estamos de fiesta, 230 años de que Jesús Nazareno- El Señor del Calvario- Nuestro Padre Jesús del Calvario llegó a su hogar en lo alto del cerro del Calvario para convertirse en el eje de las más grandes fiestas religiosas y paganas de los laguenses.

FIESTAS DE AGOSTO, UNA EXPRESIÓN PAGANA PARA FESTEJAR A LO RELIGIOSO.

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